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Se estima que unas 328 millones de personas padecen de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) a nivel mundial. Se trata de una patología que produce una grave limitación en la capacidad respiratoria y se manifiesta a través de síntomas como tos, ahogo, fatiga y producción de mucosidad que generan una dificultad continua para respirar y sensación de agotamiento permanente.

En plena pandemia de COVID-19, las personas con EPOC integran uno de los grupos de riesgo, ya que el virus ejerce un efecto más grave en ellos, pues son más vulnerables a la afectación pulmonar, y presentan mayores probabilidades de ser ingresados en la Terapia Intensiva y un mayor riesgo de mortalidad.

Además, teniendo en cuenta que 3 de cada 4 pacientes no están al tanto de que padecen esta enfermedad respiratoria crónica y, por ende, no reciben el tratamiento correspondiente, el peligro de que contraigan coronavirus se vuelve aún mayor.

Por este motivo es imprescindible que aquellas personas que han recibido el diagnóstico de EPOC cumplan a rajatabla sus tratamientos. Los especialistas aconsejan que los pacientes sigan estrictamente con su medicación y continúen realizando ejercicio físico diario en sus hogares. Del mismo modo, recomiendan seguir pautas de alimentación más saludables que nunca y no utilizar mascarillas si no tienen un diagnóstico positivo de coronavirus.

Por último, en caso de experimentar un empeoramiento de los síntomas de su enfermedad, es importante que los pacientes con EPOC se contacten con su médico de cabecera para que les realice el seguimiento y, en caso de considerarlo necesario, les indique una medicación de rescate. Ante situaciones de alarma grave, en cambio, lo recomendado es comunicarse de inmediato con los números de emergencia dispuestos por el gobierno.