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A medida que se envejece, el sistema de defensa del organismo se vuelve más propenso a padecer infecciones. Esto convierte a los antioxidantes en un aliado crucial para combatir los radicales libres que deterioran la salud. Es por esta razón que incluir antioxidantes en la dieta se considera esencial para mantener las defensas fuertes en todas las etapas de la vida.

El sistema inmunológico es el encargado de protegernos contra la acción de bacterias, virus y parásitos. Pero con el paso del tiempo puede debilitarse. Por ejemplo, las deficiencias de vitaminas como la C y de minerales como el zinc se asocian con alteraciones inmunológicas relacionadas con la edad.

Los antioxidantes, como el selenio, el zinc, la vitamina B2 y la vitamina C, desempeñan un papel decisivo en la neutralización de radicales libres. Estos radicales, generados durante la digestión y la exposición al sol sin protección, pueden dañar las células y acelerar el envejecimiento celular. 

Entre los alimentos y bebidas ricos en antioxidantes se destacan: 

  • frutos rojos
  • aceite de oliva
  • vegetales frescos
  • lácteos
  • mariscos
  • cereales integrales
  • té negro
  • vino tinto 

Estos no solo aportan nutrientes esenciales para el desarrollo corporal, sino que además contribuyen a regular las reacciones del organismo fortaleciendo las funciones antimicrobianas del sistema inmunológico. Es por eso que mantener una nutrición adecuada debería ser una prioridad en cualquier etapa de la vida pero, especialmente, en aquellas personas de edad avanzada.