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Desde hace tiempo se considera a la diabetes como el principal factor de riesgo para la disfunción eréctil o impotencia sexual. Se trata de un síntoma tan prevalente entre los diabéticos, que puede resultar crucial a la hora de diagnosticar la enfermedad no sólo en hombres, sino también en mujeres que experimentan pérdida de deseo o lubricación.  

Los hombres con diabetes son 3 veces más propensos a padecer disfunción eréctil orgánica que la población general y aproximadamente un 75% de estos pacientes se verá afectado por la impotencia sexual en algún momento de sus vidas. Además, suelen presentar estos problemas entre 10 y 15 años antes que quienes no tienen diabetes, sobre todo cuando llevan una peor calidad de vida o no controlan sus niveles de glucosa en sangre. 

Otros factores que pueden aumentar la frecuencia de la disfunción eréctil son: la edad, la duración de la diabetes, otras enfermedades crónicas como hipertensión o depresión y ser fumador. Los hombres diabéticos también tienden a padecer otros problemas sexuales tales como disminución del deseo sexual, eyaculación precoz y eyaculación tardía. 

Por su parte, las mujeres diabéticas pueden presentar trastornos sexuales como disminución del deseo sexual y falta de lubricación vaginal por los mismos problemas de flujo sanguíneo que enfrentan los varones, que afectan a los nervios y vasos que irrigan los genitales femeninos. Esto a su vez puede hacerlas más propensas a padecer infecciones urinarias o vaginales que impidan las relaciones sexuales. 

La buena noticia es que las personas que mantienen su diabetes bajo control pueden reducir el riesgo de la aparición temprana de estos problemas sexuales si controlan sus niveles de glucosa en sangre. Para ello se recomienda: 

  • Medir varias veces al día los niveles de glucosa
  • Usar diferentes tipos de insulina en función de la dieta y el perfil de ejercicio del paciente. 
  • Controlar el sobrepeso
  • Dejar de fumar
  • Limitar el consumo de alcohol